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martes, abril 22, 2025

De las políticas de contención de Truman, a las líneas rojas de Putin.

“El pueblo estadounidense tiene que entender que las armas nucleares estratégicas ponen a toda la humanidad ante una nueva circunstancia, a saber, que por primera vez en la historia la humanidad puede literalmente destruirse”. Henry kissinger.

¿Qué provocó una segunda guerra caliente?

La invasión de Hitler a Polonia, es el punto de quiebre para la diplomacia inglesa, y el preludio de la Segunda Guerra Mundial. Tras el hecho el Primer Ministro Británico, Sir Winston Churchill, le declara la guerra a la Alemania Nazi.

Hasta el año 1941, Reino Unido peleó una guerra que le sería imposible ganar sin ayuda. Un conflicto que al concluir en el año de 1945, dejaría más de 50 millones de victimas y gran parte de Europa devastada. Norte América y América Latina corrieron con suerte; fueron de las pocas regiones, que en sus territorios no hubo trincheras, escaladas militares, ni bombas.

Al consumarse la capitulación del llamado “Eje” -Alemania, Italia y Japón- los Aliados -Estados Unidos, Rusia, Inglaterra y Francia- impusieron sus condiciones. Estas fueron similares, a las que fue sometida la República de Weimar -Alemania- al capitular en la Primera Guerra Mundial; me refiero al Tratado de Versalles.

Alemania fue divida en dos flanco, uno capitalista y el otro socialista, el “imperio Japonés” sufrió la humillación de una ocupación de seis años, quedo sin ejercito y además se instauró un tribunal militar que juzgaba los crímenes de guerra. Con las sanciones a Japón, los Norteamericanos cobraron la infamia, sobre la cual habló Roosevelt, después del sorpresivo ataque Nipón a Pearl Harbor.

Al finalizar las hostilidades de la Segunda Guerra, se establece un nuevo orden mundial. El triunfo de los Aliados, transforma la geopolítica y emergen como lideres los Estados Unidos y la Unión Soviética. El Primero encabeza el bloque de países pro-capitalismo y el segundo, a los alineados con el socialismo ó comunismo; Inglaterra y Francia quedan relegadas -sobre todo por el impacto devastador de la guerra en sus territorios- a la simple condición de aliados.

La Doctrina Truman y su política de Contención.  

Para autores como Henry Luce, editor de la famosa revista Time; en los Estados Unidos de la postguerra inicia “el siglo americano”. A los hogares de los estadounidenses llega el automóvil, la televisión y otras comodidades tecnológicas; empezaba hacerse realidad el pronóstico del Presidente Herbert Hoover, quien en su campaña a la Presidencia dijo: “Llegará pronto el día en que la pobreza será desalojada de esta nación, toda familia americana tendrá al menos dos carros en el garaje y pollo en cada sartén”. Esto fue lo que algunos autores luego llamaron el “American Dream”.

Pero con el regreso de “los muchachos” a casa, no todo era paz, progreso y felicidad en américa y el resto del mundo. En la Europa de la postguerra los Aliados vivían una situación muy distinta. El Presidente de URSS, Joseph Stalin había logrado crear una anillo de Estados Socialistas, y amenazaba con seguir tomando terreno en Europa. Estos acontecimientos, Churchill los graficó con una frase legendaria: “Una cortina de hierro ha descendido sobre Europa Oriental”.

El peligro de expansión de esa Cortina y del comunismo, condujo al Presidente Harry Truman, a solicitar al Congreso apoyo para las naciones, que Inglaterra no tenía capacidad de ayudar. Truman dijo: “Creo que debe ser política de Estados Unidos apoyar a los pueblos libres que se resisten a ser dominados por minorías armadas o por presiones externas”, esto fue lo que mas adelante se conoció como la Doctrina Truman. La cual encontró forma teórica y práctica, mediante la “Política de Contención” ideada por un influyente diplomático del Departamento de Estado, llamado George Kennan.

La Doctrina Truman y su política de Contención, dieron fundamento a la creación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), cuyo principal objetivo era la defensa de Europa Oriental, ante un posible ataque Soviético. Y en ese mismo orden pero  en sentido humanitario, el Plan Marshall que tenía por finalidad la ayuda económica y reconstrucción de los países afectados por la guerra. Estas dos iniciativas, fueron aprovechada por los Estados Unidos, para tener presencia militar en las narices del Oso y mostrar el espíritu bondadoso del Tío San.

El Pacto de Varsovia y la política de expansión de la OTAN.

Como respuesta a la OTAN, en el año de 1955 los Soviéticos crean el “Tratado de Amistad, Colaboración y Asistencia Mutua”, el cual luego se conoce como “Pacto de Varsovia”. El mismo tendría prácticamente las mismas características que la OTAN, y buscaba un equilibrio de poder, ante el avance de occidente en Europa. Como sabemos, con el declive de la Unión Soviética, el Pacto de Varsovia se debilitó y para el año de 1991, fue declarado disuelto por los países signatarios; mientras que la OTAN con su altas y bajas, aun continua vigente y ganando terreno.

Desde su creación en 1949, a la OTAN han ingresado otros 19 países: Grecia, Turquía, Alemania, España, Hungría, Polonia, República Checa, Bulgaria, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia, Lituania, Rumania, Croacia, Albania; los más recientes, Montenegro en el 2017, y Macedonia del Norte en el 2020. Es evidente que su política -y se puede afirmar que también la de los Estados Unidos- tiene como objetivo seguir avanzando en Europa, hasta cercar las fronteras rusas.

Ante una estrategia que luce tan desafiante y el anuncio de la posible entrada de Ucrania a ese Órgano, el Presidente Vladimir Putin encendió todas las alertas y ha trazado su línea roja: Ucrania no puede ingresar a la OTAN, porque esto implicaría que los Estados Unidos obtendría licencia para tener una base militar en la frontera rusa.

Apliquemos la siguiente lógica: Imaginemos que el Pacto de Varsovia se encuentra vigente y que Cuba ó Venezuela, forman parte del mismo. ¿Permitirían los Estados Unidos a Rusia, colocar una base militar en uno de estos países? De ser real este escenario; entonces Cuba y Venezuela, serian las líneas rojas de Biden.

¿Guerra caliente ó el retorno a la Guerra Fría?

Durante la Segunda Guerra Mundial, la humanidad vivió escenas desgarradoras, realmente dantescas. Por ejemplo las primeras imágenes de los campos de concentración de judíos, que encontraron los Aliados mientras avanzaban hacía Europa del Este. Un horror solo semejante al que vivieron los habitantes de Hiroshima y Nagasaki, luego de que el Presidente Truman, diera luz verde al uso de la bomba atómica, en estas ciudades niponas.

Algunos historiadores militares afirman, que de no ser por la bomba atómica, quizás Estados Unidos hubiese tenido que abandonar el frente del Pacifico. Las innumerables bajas en la guerra contra Japón, ya resultaban intolerables para la sociedad Norteamericana. Al desarrollo de la tecnología nuclear por parte de occidente, le siguió Rusia y al día de hoy conocemos once países cuentan con arsenal nuclear; incluyendo a China, India, Irán, Israel, Pakistán y Corea del Norte.

La mayor parte de estos países son miembros del “Tratado de No Proliferación Nuclear”, por su siglas en ingles NPT, y tan solo a cinco de estos se les permite poseer armas nucleares; coincidencialmente a los mismos que tienen poder de veto, en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Vista la actual crisis entre Rusia y Ucrania, a la cual se le agrega la más resiente decisión del Presidente Putin, de otorgar reconociendo a las Repúblicas Populares de Donestsk y Lugansk, y en adición a esto, la reciente medida del Presidente Biden de sanciones económicas a Rusia; es lógico pensar que los anuncios de la Casa Blanca, del Pentágono y la prensa Norteamericana -en cuanto a una eminente invasión de rusa a Ucrania- tienen muchas posibilidades de concretarse.

Sin embargo, me parece que no se debe pronosticar de manera tan ligera una posible escalada militar en Ucrania; de igual forma sería temerario afirmar que de ocurrir dicho evento, provocaría una tercera guerra mundial. Particularmente, estoy convencido de que la capacidad destructiva de los posibles países en conflicto, es el principal disuasivo de una guerra caliente. Desde mi óptica, la única vía que tienen estas potencias para abordar sus diferencias; es mediante la diplomacia y el retorno a la guerra fría.

El autor es abogado, diplomático y analista de temas nacionales e internacionales.

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