La innovación para una urgente recuperación económica

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El desarrollo de los países está estrechamente vinculado con sus políticas de innovación, pues se ha demostrado que el esfuerzo público es determinante para consolidar un clima de inversión competitivo.

Para que un Estado sea atractivo su clima de negocios debe ser pro competitivo, resguardando el cumplimiento de las resoluciones, leyes y decretos que regulan el accionar de todos los actores privados y públicos en sus interacciones con la economía. De ahí la importancia de estimular mercados internos en libre competencia, asegurando la transparencia y eficiencia productiva.

Cuando se tienen las reglas de juego claras (seguridad jurídica) y se asegura la protección de los agentes económicos más vulnerables, mejora la productividad y la capacidad competitiva de la economía en su conjunto, impactando positivamente en los consumidores.

La innovación es tendencia, fue un punto común entre todas las ponencias de la segunda versión del Foro Global Casa de Campo, encuentro realizado por la Fundación Global Democracia y Desarrollo (FUNGLODE) y The International Institute for Democracy and Electoral Assistance, (DEA).

Ese Foro, que logró con éxito analizar y debatir los retos y desafíos que enfrenta el hemisferio occidental, nos ofreció la posibilidad de explorar soluciones innovadoras, para encarar los problemas que afrontamos tras la pandemia. Quedo bien claro que la economía se recuperará en la medida en la que los países sepan innovar.

En República Dominicana, la orientación estratégica de acción dictada en el artículo 25 de la Estrategia Nacional de Desarrollo, define las seis acciones que se deben seguir para consolidar el clima de inversión a través de la innovación. Garantizar la defensa del aparato productivo es determinante en las condiciones actuales de nuestra economía.

En medio de un panorama económico internacional recesivo y de alta inflación, problemas en las cadenas de suministro, alzas en los precios del petróleo a niveles no imaginados, de aumentos de precios por la salida de Ucrania de los mercados de exportación, por la incertidumbre que genera una guerra que luce prolongarse, los gobiernos tienen que romper esquemas y actuar de forma diferente, para afrontar toda esta amalgama de retos. En otras palabras: se impone innovar.

No habrá recuperación económica si no somos capaces de fomentar el conocimiento y la innovación (C + I) para mejorar nuestros niveles de competitividad, y, sobre todo, para dar pasos de avances -saltos que fuere necesario- en la discusión, diseño e implementación de políticas, planes y programas de acción que le permitan al país volver a ser un referente regional en materia de crecimiento con estabilidad y baja inflación.

Porque la innovación será, a fin de cuentas, esa nota específica, esa diferencia y condición sine qua non, para salir airosos de una crisis global a la que tendremos que aplicar, sin dejar de ver lo que hacen otros, ingeniosas, pero realistas, soluciones locales.