El discurso de los presidentes.

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“Cuando el sabio señala la luna, el tonto se fija en el dedo”
Confucio

Sí. Dos presidentes, dos discursos. Interesantes por igual.

El del presidente Luis Abinader se orientó a hacer un resumen de las obras y acciones ejecutadas durante su primer año de mandato constitucional, recien cumplido. Se adelantó, pues es el 27 de Febrero, ante la Asamblea General, cuando los presidentes presentan sus memorias y hacen rendición de cuentas.

Abinader proclama su determinación a realizar los cambios fundamentales que harán que este “país brille con luz propia y se desarrolle plenamente como una nación de primer nivel”. Ni me canso ni me cansarán, dijo.

¡Que bueno! Admiro y apoyo ese determinismo presidencial, es más, colaboraré si es necesario en tan patriótica tarea.

Su gobierno tiene el estigma de enfrentar circunstancias excepcionales, y con ese peso sobre sus hombros no lo queda más remedio que brindar esperanza y sosiego a un pueblo que cada día demanda y no permite que lo duerman.

Muchas obras anunciadas -en medio de una fuerte crisis económica- incluyendo la ampliación de la línea 1 del Metro, icónica solución al transporte en los gobiernos de Fernández.

Y…también habló de reformas.

Mencionó tantas que pareciera que el país andaba sin rumbo, y no es así. Para ser justos hace mucho que nos encausamos por un marco regulatorio e institucional algo mejor que hace 30 años.

Valoramos su intención de consolidar el marco institucional que nos regula.

Sí es obligatorio atender los aspectos relativos a la calidad educativa, salud, seguridad social, Policía Nacional y alimentación. Aspectos que solo necesitan voluntad para llevarse a cabo. Una férrea voluntad estatal y colectiva sin importar el costo político de quien la asuma.

Cuando designó a doña Miriam Germán no hubo que modificar ni reformar nada, lo determinó la conducta de quien dirige, de quien tiene en su poder el don de mando y decisión. ¿Puede alguien creer que la voluntad de la magistrada Germán está supeditada a lo que diga Palacio?

El del tres veces presidente de la República, Leonel Fernández, trazó la línea de oposición. Una oposición crítica, constructiva y participativa para algunos de los planteamientos hechos por Abinader.

Por eso, tiene sentido lo expresado por Fernández ante la idea de una reforma a la Constitución para establecer la independencia del Ministerio Público: constitucional y legalmente es independiente, y lo consigna a su vez la Ley de Leyes. Se comprueba con la conformación que hiciera el presidente Abinader en agosto del 2020.

Fernández en su análisis y respuesta al discurso de Abinader le reconoce al Gobierno el gran esfuerzo por mitigar los efectos de la crisis sanitaria y económica, de múltiples dimensiones. Hace algunas recomendaciones que lejos de descalificarlas sería prudente que las tomen en consideración.

Me gustó la forma en que ambos se manejaron. Uno, con mano de sándalo; otro, con la sabiduría que da el conocimiento y la experiencia de Estado. Pero, sobre todo, la empatía de alguien que fuera del poder lejos de llamar al desorden y la anarquía, se convierte en el canal de colaboración y soluciones a esta crisis que nos afecta a todos.

Hagamos caso, y seamos moderados. No desaprovechemos la oportunidad que nos brinda la historia de contar con un presidente que quiere hacerlo bien, y otro que quiere ayudar a que las cosas se hagan bien. Seamos prudentes e inteligentes.

Optimismo y realismo de la mano, pero con cautela, como dijo el sabio.

Por: Clemencia García Damirón